La Aduana del 27 LA LEY DE HERODES

Por Miguel Ángel Isidro

La Presidenta Claudia Sheinbaum Pardo llegó este otoño al cierre de su primer año de gobierno con un escenario positivo.

Sus niveles de popularidad, de acuerdo con algunas encuestas han llegado incluso a rebasar los excepcionales números de su antecesor, Andrés Manuel López Obrador. Prácticamente hasta quienes votaron contra Claudia aprueban su forma de gobernar, si nos atenemos a las cifras.

Sus rivales políticos están prácticamente en la lona.

Por un lado, tenemos a los partidos y movimientos de la oposición, conglomerados en torno al PRI, el PAN, Movimiento Ciudadano y diversas expresiones “ciudadanas” que orbitan en torno al febril empresario Claudio X. González quien parece no cansarse de fracasar en sus intentos por conformar una “gran alianza opositora” que logre de alguna manera cortar el avance de Morena y la llamada Cuarta Transformación.

La oposición mexicana, aún en los momentos en los que pudiera tener argumentos contundentes para el debate político, carga con el enorme desprestigio de sus liderazgos y cuadros destacados, y desde hace más de una década ha sido prácticamente incapaz de generar nuevos liderazgos. Se conforman con alcanzar las cuotas electorales que les permitan seguir acaparando algunos espacios que los mantengan enchufados al presupuesto público y a los beneficios del fuero constitucional.

Y por supuesto, la Presidenta Sheinbaum también tiene adversarios al interior de su propio partido, merced a los arreglos orquestados por López Obrador al operar su propia sucesión. Sin embargo, al cierre del primer año de gobierno, figuras como Adán Augusto López Hernández, Ricardo Monreal, Andrés Manuel López Beltrán se han visto envueltos en una serie de escándalos mediáticos que mantiene su credibilidad política a la baja.

Durante el evento celebrado en el zócalo de la Ciudad de México con motivo de su primer informe de gobierno, la Presidenta Sheinbaum mandó un claro mensaje al mandar a segunda fila, y en un “corralito” a personajes como Monreal, Adán Augusto y “Andy” López Beltrán, y reservar la primera fila a los gobernadores morenistas e integrantes de su gabinete legal y ampliado: en la 4T todos son iguales… pero hay algunos “más iguales” que otros.

En este contexto, las elecciones intermedias de 2027 serán un elemento clave para definir las cuotas de poder al interior del partido gobernante. Por un lado, la Presidenta Sheinbaum seguramente buscará afianzar su liderazgo, con la lógica mira de comenzar a preparar su propia sucesión en 2030.

Sin embargo, los liderazgos regionales y locales también buscarán hacer valer su fuerza. No hay que pasar por alto el hecho de que se elegirán gubernaturas en 17 estados; prácticamente la mitad del país: Aguascalientes, Baja California, Baja California Sur, Campeche, Chihuahua, Colima, Guerrero. Michoacán, Nayarit, Nuevo León y Querétaro.

Sin embargo, es evidente que la 4T no puede darse el lujo de poner en riesgo su actual condición de partido mayoritario en el Poder Legislativo, por lo que sin duda alguna la disputa interna por los escaños federales se tornará cruenta entre las distintas corrientes internas de Morena que buscarán acaparar la mayor cantidad de las curules en disputa.

La supervivencia política de personajes como Ricardo Monreal y Adán Augusto López depende directamente de su capacidad para abonar a su causa el mayor número posible de cargos de elección. De otra manera, no tendrán argumentos para continuar con su juego de chantaje político hacia la figura presidencial.

La cartas están sobre la mesa. El futuro de la 4T y el destino político de Claudia Sheinbaum dependen en gran medida de su habilidad para librar la Aduana del 27.

Veremos y comentaremos.

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